El juego en familia

La crisis del coronavirus tendrá consecuencias en nuestras vidas durante mucho tiempo; aún no sabemos qué pasará ni cómo sobrellevaremos esta nueva realidad. Sin embargo, con los niños en casa y sin asistir de forma física al colegio, sabemos que el juego en familia adquiere vital importancia. Jugar nos permite ser espontáneos, aprender haciendo, experimentar en el error, estimular nuestras emociones y relacionarnos unos con otros.

El juego en familia


La crisis del coronavirus tendrá consecuencias en nuestras vidas durante mucho tiempo; aún no sabemos qué pasará ni cómo sobrellevaremos esta nueva realidad. Sin embargo, con los niños en casa y sin asistir de forma física al colegio, sabemos que el juego en familia adquiere vital importancia. Jugar nos permite ser espontáneos, aprender haciendo, experimentar en el error, estimular nuestras emociones y relacionarnos unos con otros.

Escrito por: Lic. Elaine Wolfenzon (Psicóloga Educacional) | 31-08-2020

Tiempo de lectura: 6 mins, 45 segs

El juego es un potente catalizador de emociones, ayuda a gestionar el estrés, superar el miedo y convertir situaciones desfavorables en oportunidades de aprendizaje y desarrollo personal. (Laura San Juan Martin, 2020).

La crisis del coronavirus tendrá consecuencias en nuestras vidas durante mucho tiempo; aún no sabemos qué pasará ni cómo sobrellevaremos esta nueva realidad. Sin embargo, con los niños en casa y sin asistir de forma física al colegio, sabemos que el juego en familia adquiere vital importancia. Jugar nos permite ser espontáneos, aprender haciendo, experimentar en el error, estimular nuestras emociones y relacionarnos unos con otros.

El juego siempre ha sido considerado como un elemento básico en la vida del niño. Sin embargo, hoy en día que los niños están mucho tiempo dentro de casa, sin ver a sus amigos ni poder jugar al aire libre con libertad, el juego en familia se vuelve fundamental, además de gratificante y positivo para los pequeños.

El juego, además de ser un espacio de diversión, resulta necesario para su desarrollo sano e integral. Todos los niños necesitan jugar para crecer, aprender y desarrollar su potencial. Así, el juego es una actividad esencial que ayuda a los pequeños a conocer el mundo, les permite socializar con sus padres y sus pares y, a su vez, les ayuda a adquirir nuevas destrezas y habilidades, así como afianzar conocimientos, expresar emociones, entre otros. Entonces, el juego es de carácter formativo para el niño. Por medio de él, el pequeño aprende a conocer la vida, explora distintas alternativas, desarrolla su imaginación, da rienda suelta a su fantasía, y ensaya diferentes conductas que le permitirán ir descubriendo el mundo por sí mismo.

¿Qué beneficios tiene el juego en familia para los chicos?

En el aspecto físico, les permite moverse y ejercitarse casi sin darse cuenta. Al realizar actividades de movimiento, aunque sea en lugares cerrados, desarrollan su esquema corporal, su coordinación motriz gruesa y fina, y, además, tienen la oportunidad de gastar energía y lograr un mejor descanso en la noche.

En el aspecto sensorial, el juego permite a los niños interactuar con diferentes materiales y texturas que les aportan información de distinto matiz a su cuerpo a través de los sentidos. También, a este nivel, desarrollan la habilidad de discriminar formas, pesos, tamaños, colores, texturas, temperaturas, entre otros.

En cuanto al área afectiva, el juego permite experimentar y ensayar emociones, proyectándolas en sus juguetes e historias. Los niños, al jugar, buscan espontáneamente resolver situaciones y problemas que han experimentado en la vida real, para comprender su entorno. Así, a través del juego, imitan situaciones que ven, representan de manera simbólica los temas que les preocupan; y, de alguna manera, los procesan y canalizan. Con el juego, los niños aprenden a manejar emociones positivas y negativas hasta que, poco a poco, empiezan a comprenderlas y autorregularlas.

En referencia al área cognitiva, el juego contribuye al desarrollo de la creatividad e imaginación, así como también cumple un rol importante en el desarrollo de la observación, la atención, la concentración, la capacidad de análisis y síntesis, y la memoria. Finalmente, pero no menos importante, el juego es fundamental para el aprendizaje de la cooperación y la socialización. En esta línea, los niños aprenden a comunicarse, a expresar lo que piensan y sienten, y a respetar reglas y turnos.  

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), especifica que, "todos los niños del mundo juegan, y esta actividad es tan preponderante en su existencia que se diría que es la razón de ser de la infancia"[1]. Además, señala que el juego es vital para el niño dado que "condiciona un desarrollo armonioso del cuerpo, de la inteligencia y de la afectividad"3. Por ello, el derecho al juego y al esparcimiento forman parte de la Convención sobre los Derechos del niño (Naciones Unidas).

Ahora bien, el juego no solo es importante para los pequeños. Existen numerosas investigaciones que indican que jugar en familia es una práctica fundamental y necesaria para grandes y chicos. Jugar con nuestros hijos nos permite conocerlos mejor, promover espacios espontáneos de conversación, compartir valores y diferentes formas de actuar. También, nos permite desarrollar tolerancia a la frustración, respeto a las normas y a los demás y aprender estrategias para solucionar problemas. Además, el juego nos brinda un espacio lúdico y afectivo que fortalece vínculos entre todos los miembros de la familia. Finalmente, el compartir un espacio de diversión y distracción es una excelente estrategia para afrontar el estrés.

Así, el juego en familia resulta positivo porque:  

  • Crea un escenario de comunicación abierta y espontánea en el que se promueve el diálogo y el aprendizaje.
  • Fortalece vínculos entre padres e hijos.
  • Fomenta la autoestima y las relaciones intrafamiliares.
  • Aporta seguridad y tranquilidad a grandes y chicos.
  • Potencia algunas habilidades sociales y emocionales, y facilita el desarrollo de una imagen positiva de sí mismo.
  • Transmite valores y contenidos interesantes mientras todos se divierten.
  • Mejora el control emocional y la autorregulación.
  • Desarrolla la tolerancia a la frustración y la posibilidad de aprender de los errores.
  • Enseña que a veces se gana y otras se pierde.
  • Permite compartir experiencias positivas y placenteras.

Este año particularmente distinto a los demás, sabemos que debemos quedarnos en casa para cuidar la salud de todos. Cuando nos referimos a la salud, no solo hacemos referencia a la salud física, sino también a la psicológica y afectiva. Como padres, tenemos la responsabilidad de cuidar a nuestros pequeños. Una de las maneras más eficientes y divertidas de hacerlo es a través del juego. Tanto los niños como los adolescentes suelen estar dispuestos a compartir un espacio de juego en familia. Este espacio, permite experimentar vínculos afectivos y de calidad que contribuirán a la relación entre padres e hijos. Es importante mencionar que, para aquellas familias con hijos únicos, el rol de los padres es aún más significativo, dado que en esta coyuntura deben ser capaces de convertirse en compañeros de juego.

Obviamente, los juegos serán diferenciados según la edad. Por ejemplo, para niños de 4 a 7 años, se sugiere realizar juegos de movimiento, contar historias, armar y desarmar, jugar con texturas, representar roles, usar títeres y muñecos que los ayuden a procesar situaciones cotidianas, cantar, bailar, saltar, esconderse, colorear, hacer experimentos, masa, plastilina, crear adivinanzas, trabalenguas, etc. Por su parte, los niños de 8 años en adelante preferirán juegos como, el ahorcado, Tutti frutti, Pictonary, hacer manualidades, origami, palitos chinos, Lego, Memoria, rompecabezas, juegos de mesa, entre otros. 

Entonces, recuerda que ofrecer a tus hijos diversas formas y momentos de juego es una de las mejores maneras de ayudarlos a crecer. El juego, no solo contribuye en el momento en que lo practican, sino que les permite vivir experiencias afectivas y positivas que los acompañarán a lo largo de la vida. Al jugar reímos, compartimos, nos comunicamos, aprendemos, nos relajamos y afianzamos vínculos con nuestros seres queridos.

Referencias:

 

[1] y 3 VASQUEZ, Cristina (2105) ¿Por qué el juego es tan importante para los niños? En: https://www.consumer.es/bebe/por-que-el-juego-es-tan-importante-para-los-ninos.html

 

Uso de cookies: Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar su experiencia de usuario y ofrecerle un óptimo servicio. Si continúa navegando por nuestro sitio web, usted estará aceptando el uso de las cookies y las condiciones establecidas en nuestra Política de Privacidad.   Acepto