El poder de las disculpas y el perdón en los niños

Como padres, una de las tareas fundamentales que tenemos en la educación de nuestros hijos es inculcarles valores. Esto debido a que el aprendizaje de valores no es innato, sino que, por el contrario, debemos fomentarlo y enseñarlo desde temprana edad.

El poder de las disculpas y el perdón en los niños


Como padres, una de las tareas fundamentales que tenemos en la educación de nuestros hijos es inculcarles valores. Esto debido a que el aprendizaje de valores no es innato, sino que, por el contrario, debemos fomentarlo y enseñarlo desde temprana edad.

Escrito por: Lic. Elaine Wolfenzon (Psicóloga Educacional) | 19-08-2021

Tiempo de lectura: 7 mins, 22 segs

Como padres, una de las tareas fundamentales que tenemos en la educación de nuestros hijos es inculcarles valores. Esto debido a que el aprendizaje de valores no es innato, sino que, por el contrario, debemos fomentarlo y enseñarlo desde temprana edad.

Uno de los valores importantes que los niños deben aprender es el del perdón. El pedir disculpas sinceramente y el saber perdonar son acciones distintas, pero fundamentales. Pedir perdón es reconocer nuestros errores y hacernos responsables de ellos, mientras que perdonar es un acto de generosidad. Lo primero es aceptar, lo segundo es ofrecer.

Si bien son acciones diferentes, el común denominador de disculpar y perdonar es el sentido de responsabilidad de las acciones, independientemente de la intención. De igual modo, en ambos casos es necesario identificar las emociones implicadas para poder pedir disculpas o perdonar.

¿Por qué es importante pedir disculpas?

Disculparse o pedir perdón no debería ser tan complicado; sin embargo, para hacerlo de forma sincera es necesario que antes los niños reconozcan que se pueden haber equivocado y que aprendan a admitir sus errores. Pedir perdón supone un reconocimiento de la responsabilidad que cada persona tiene en relación con algún asunto, lo que no suele ser una tarea fácil. Esto se debe en parte a que los niños, principalmente los más pequeños, aún están en proceso de desarrollo y suelen tener un pensamiento egocéntrico[1].

En esta línea, considerando su nivel de maduración, es frecuente encontrar que a los niños les cuesta admitir que se han equivocado y, muchas veces, no comprenden bien por qué han fallado o qué es lo que no han hecho bien que requiere del perdón de la otra persona. Por ello, es esencial trabajar con ellos para desarrollar la empatía, ya que esto les permitirá, poco a poco, aprender a ponerse en el lugar del otro para poder identificar y comprender cómo es que se sienten los demás, paso previo necesario para poder pedir disculpas sinceras.

Igualmente, es fundamental empezar a modelar las conductas que queremos promover cuando los niños son pequeños, ya que los padres y los profesores son el espejo y ejemplo que los pequeños utilizarán como referentes para ir adecuando su comportamiento frente a los demás.

Basado en las ideas expuestas, aprender a reconocer los propios errores en relación a nuestro comportamiento con otros, forma parte esencial de la educación en valores y es clave para poder pedir unas disculpas sinceras. En este marco, es importante que sean los padres y los maestros quienes les enseñen a los pequeños a reconocer y aceptar cuando han tenido un comportamiento inadecuado o cuando se han equivocado al hacer o decir algo que generó sentimientos negativos en alguna persona. Es así que, saber pedir disculpas implica hacerse cargo del propio comportamiento y aprender a responder acorde a nuestras acciones.

Los niños deben aprender a expresar lo que sienten y explicar por qué “actuaron mal”, incluso si no lo hicieron apropósito. Al pedir disculpas, la persona está diciendo que, aunque no lo hizo con intención, siente o se da cuenta del daño que puede haber generado. Luego, es importante que intente buscar una manera de reparar aquello que sea necesario en un futuro.

¿Por qué es importante saber perdonar?

Cuando te piden perdón con sinceridad, quiere decir que la otra persona se ha detenido a pensar y reflexionar sobre su conducta y sobre cómo te puede haber afectado. Entonces, aprender a perdonar hace referencia a un comportamiento aprendido de las personas que les permite desarrollar una disposición general para perdonar distintas ofensas producidas a lo largo de una variedad de relaciones interpersonales.

El perdonar implica una respuesta que trasciende a la ofensa particular y a la relación interpersonal individual. Además, es positivo para los niños debido a que contribuye a que aprendan a aceptar que todos podemos equivocarnos y a que acepten los errores de los demás. 

Finalmente, existen investigaciones que plantean que el perdón ayuda tanto a la persona que lo pide como a la que lo recibe. Además, muchos autores explican que existe una significativa asociación entre el perdón y la salud, tanto física como mental, relacional, emocional y espiritual[2].

¿Cómo se puede lograr que los niños aprendan a pedir perdón y a perdonar?

  • Dar el ejemplo. Esto es necesario dado que muestra a los niños que nadie es infalible y que los padres también pueden equivocarse y pedir perdón. Asimismo, les enseña también que los padres saben aceptar las disculpas de un tercero a pesar de que hizo algo que los ofendió.
  • Ser neutral. Cuando se dan peleas entre niños es positivo explicarles la importancia de pedir perdón si es que ellos han realizado alguna ofensa o de perdonar si es otra persona quien los ofendió. En ambos casos, el pedir disculpas o el perdonar implica una reflexión sobre lo sucedido y el comportamiento de ambas partes para entender lo que pasó y cómo se sintió cada uno de los involucrados.  
  • Controlar nuestros sentimientos. Es mejor hablar con calma y paciencia para que los niños comprendan realmente lo sucedido. En esta línea, es recomendable saber manejar la cólera y el enojo, dado que cuando actuamos guiados por sentimientos desproporcionados solemos dar respuestas incorrectas y, a veces, agresivas.    
  • Ofrecer el apoyo del adulto. Es recomendable apoyar a los pequeños en la tarea de pedir perdón o de perdonar haciéndola con ellos de manera simultánea y modelando el comportamiento. De igual modo, es necesario darles la oportunidad de mostrar su arrepentimiento a través de algún gesto como una pequeña tarjeta, un abrazo, unas palabras, entre otras alternativas.
  • No forzar la situación. No recomendamos forzar una situación ya que esto puede hacer que el perdón o las disculpas sean complacientes y no sentidas realmente. Los niños no deben actuar por obligación. Por el contrario, deben sentirse listos para hacerlo. En esta línea, es importante mencionar que la aceptación y la comprensión de lo sucedido toma cierto tiempo y, en cada niño, puede requerir de un tiempo distinto según su personalidad y nivel de madurez. Conversar con ellos y aclarar sus sentimientos los ayudará a manejar mejor sus emociones y contribuirá en la toma de consciencia de lo que está bien y lo que está o mal. Además, es importante conversar con los pequeños sobre el bienestar que se genera al pedir disculpas o al perdonar, tanto para el afectado como para la otra persona involucrada. 
  • Explicar lo sucedido. Es necesario que los niños comprendan realmente lo que pasó, en qué actuaron mal y cómo se sintieron las otras personas implicadas. Los niños deben ser capaces de ponerse en el lugar de la persona involucrada y pensar cómo se habrían sentido ellos de haber sido al revés.
  • Ser perseverantes. A pesar de no ver avances inmediatos, es necesario no rendirse y seguir trabajando con los niños a través de distintas estrategias que los ayuden a moldear su comportamiento y a entender realmente la importancia y trascendencia de saber pedir disculpas y de perdonar. A veces, el utilizar cuentos o películas en las que se den situaciones similares contribuye a que entiendan mejor los escenarios que no les son fáciles de comprender cuando les afectan de manera personal.

 

Enseñar a los niños a pedir perdón es enseñarles también valores como la empatía, la honestidad y el sentido de la responsabilidad. Un niño que sabe pedir perdón, sabrá reconocer sus errores y también se hará responsable de ellos. Un niño que sabe pedir disculpas es, además, un niño que sabrá perdonar de forma sincera y que tendrá en cuenta los sentimientos de los demás.

Referencias:

 

[1]  Ser egocéntrico significa que la persona sólo piensa en sí mismo y no le importa lo que piensen o sientan los demás. En el caso de los niños es una etapa evolutiva en la cual ellos son los protagonistas porque aún no han desarrollado un pensamiento empático. Un niño egocéntrico asume que otras personas ven, escuchan y sienten exactamente lo mismo que él, lo que se debe a una característica del pensamiento infantil (Revista digital para profesionales de la enseñanza. Temas para la educación: El egocentrismo infantil. Revista N.° 14, mayo 2011. Andalucía).   

[2] DIEZ DEUSTUA, Patricia. (2015). Tesis: Factores relacionados con el perdón. Barcelona, España. 

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