Construyendo hábitos saludables para la vida

La OMS define la salud como un estado de bienestar físico, mental y social. Por ello, es importante promover en los niños, desde pequeños, hábitos saludables que involucren estos tres aspectos de su desarrollo. Al respecto, los especialistas coinciden en que es bueno comenzar a temprana edad para desarrollar prácticas que, idealmente, se incorporen al quehacer diario de los chicos.

Construyendo hábitos saludables para la vida


La OMS define la salud como un estado de bienestar físico, mental y social. Por ello, es importante promover en los niños, desde pequeños, hábitos saludables que involucren estos tres aspectos de su desarrollo. Al respecto, los especialistas coinciden en que es bueno comenzar a temprana edad para desarrollar prácticas que, idealmente, se incorporen al quehacer diario de los chicos.

25-01-2023

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Construyendo hábitos saludables para la vida

La OMS[1] define la salud como un estado de bienestar físico, mental y social. Por ello, es importante promover en los niños, desde pequeños, hábitos saludables que involucren estos tres aspectos de su desarrollo. Al respecto, los especialistas coinciden en que es bueno comenzar a temprana edad para desarrollar prácticas que, idealmente, se incorporen al quehacer diario de los chicos.

Los niños, con la curiosidad y la capacidad para aprender que los caracteriza, están en el mejor momento para adquirir comportamientos que les permitan llevar una vida sana y equilibrada, tanto en el aspecto físico como en el emocional. Además, posteriormente, este aprendizaje les ayudará a sentar las bases de una buena salud y les permitirá prevenir posibles problemas en la adultez.

¿Qué es un hábito saludable?

Un hábito saludable es aquel comportamiento que realizamos de manera frecuente y que afecta de forma positiva nuestro bienestar físico, mental y social. En general, los hábitos saludables están relacionados con la alimentación, la higiene, el ejercicio y el sueño, entre otros aspectos.

Es importante tener en cuenta que para que un comportamiento sea considerado un hábito, debemos ser capaces de repetirlo y mantenerlo en el tiempo. Por ello, es necesario ir incorporando estas conductas en nuestra actividad diaria hasta que sean parte de nuestra rutina y podamos acompañar a nuestros hijos en el desarrollo de las mismas.

¿Qué hábitos saludables debemos inculcar a nuestros niños?

  • Comer de forma sana y equilibrada. Es importante que los niños aprendan a incluir distintos alimentos en su dieta diaria y que lo hagan en una proporción adecuada, teniendo cuidado con la ingesta de azúcares, grasas y alimentos procesados. En esta línea, es necesario enseñar a los pequeños a comer frutas y verduras, y acostumbrarlos a saborear los alimentos de forma natural, sin que estén acompañados de aditivos artificiales. También, es básico que aprendan a discriminar cuáles alimentos son saludables y cuáles no. Si bien no es positivo irse al extremo de desterrar algún tipo de alimento y sacarlo de la dieta para siempre, es beneficioso educar a nuestros hijos para que aprendan a identificar los alimentos que les convienen y aquellos que pueden ser inadecuados para su salud. Otro aspecto a considerar es que aprendan a comer en las horas adecuadas y en porciones de acuerdo a su edad. Además, es necesario enseñarles a comer dándoles el tiempo y el espacio suficiente para disfrutar de la comida y asimilar los alimentos. Finalmente, es fundamental que el momento de la comida sea placentero, que nos permita pasar un rato agradable y compartir en familia.
  • Beber agua. El agua es importante para hidratar nuestro cuerpo, no solo porque está conformado por una gran cantidad de agua, sino también para eliminar las toxinas que se acumulan en el día a día. Además, tomar agua ayuda a hidratar los distintos órganos del cuerpo, lo que contribuye a su buen funcionamiento.
  • Practicar un deporte o hacer ejercicio. Realizar ejercicio como parte de la rutina diaria resulta beneficioso para la salud física, emocional y social de quienes lo practican. La OMS plantea que la persona que realiza ejercicios de forma regular tiene mayor probabilidad de llevar una vida sana y un mejor desarrollo que aquel que no lo practica. Si bien los niños suelen tener una enorme actividad física de forma natural, es necesario inculcarles una rutina deportiva que puedan realizar frecuentemente. Además, es esencial que disfruten de la actividad que practican y que no la hagan por obligación. Según la edad, los expertos sugieren dedicar un tiempo específico al ejercicio: hasta los 5 años es suficiente con la actividad espontánea que realizan los niños, en escolares y adolescentes lo recomendable es que practiquen de 30 a 60 minutos diarios de actividad física. Esto, además de brindar espacios de desarrollo y relajación, contribuye a reducir la cantidad de horas que los chicos pasan frente a la pantalla.  
  • Mantener una higiene adecuada. La higiene es básica para evitar problemas de salud. Por ello, es importante acostumbrar a los niños a lavarse las manos antes de cada comida, después de ir al baño, de acariciar un animal y al llegar a casa. Como se sabe, llevarse las manos sucias a la boca puede desencadenar un conjunto de enfermedades. Por el contrario, las manos limpias reducen hasta en un 50% el riesgo de enfermarse de gripe y otro tipo de afecciones. En esta línea, el cubrirse para toser o estornudar, así como el lavarse los dientes después de cada comida contribuyen a mantener una adecuada higiene respiratoria y bucal. Finalmente, es necesario que los chicos entiendan la importancia de bañarse todos los días.
  • Promover el descanso. Dormir es tan importante como la nutrición en el desarrollo del niño. Si bien las horas de sueño varían según la edad, es común que a partir de los 3 o 4 años, ya se establezca una rutina de entre 8 y 10 horas de sueño con algunas variaciones según las características de cada niño. Por ello, es fundamental conocer a nuestro hijo y saber las horas de sueño que necesita para sentirse bien durante el día. El buen sueño favorece el crecimiento, el estado de ánimo, el rendimiento escolar y el desempeño del niño durante el día.
  • Interactuar con otras personas con empatía. Una parte importante de la madurez del pequeño se adquiere a través de la interacción con otras personas. Los niños necesitan estar en contacto con otros para mantener un adecuado equilibrio emocional, desarrollar autonomía y un conjunto de valores tales como el respeto, la solidaridad, la tolerancia, la amabilidad y el buen trato. Además, al relacionarse con otros niños, los pequeños aprenden diferentes habilidades sociales y estrategias para solucionar conflictos, llegar a acuerdos, respetar turnos y reforzar vínculos con sus pares.
  • Estar en contacto con la naturaleza y poner en práctica acciones sostenibles. El estar en espacios abiertos y en contacto con la naturaleza es uno de los hábitos saludables que podemos enseñar a nuestros pequeños. El permitir que los chicos jueguen, paseen y cuenten con actividades al aire libre los ayuda en su desarrollo y en la mejora de su salud mental. La calma vinculada a la naturaleza, salir de la rutina y alejarse del ruido contribuyen a reducir el estrés y brindan tranquilidad emocional. De otro lado, es también nuestra tarea como padres inculcar el cuidado y la preocupación por el medio ambiente en los chicos realizando en casa actividades sostenibles.
  • Colaborar con las actividades de la casa. Crear el hábito en los niños de colaborar en las tareas del hogar es también promover la autonomía y cooperación. Esta práctica no solo ayuda a que los chicos se sientan parte importante de la familia, sino que aprenden que, en casa, todos tienen derechos y obligaciones.

En resumen, el objetivo es modelar las actividades cotidianas con el propósito de desarrollar hábitos adecuados y un estilo de vida saludable. Como vemos, la suma de realizar ejercicio, mantener una alimentación balanceada, contar con un sueño reparador y practicar hábitos de higiene junto con actividades al aire libre y en interacción con otros niños contribuirá a que nuestros hijos gocen de una vida sana y equilibrada tanto en el aspecto físico como en el emocional.

Referencias:

 


[1] Organización Mundial de la Salud

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