Acompañamiento Temprano

Entendemos por acompañamiento temprano a la acción respetuosa de estar con el niño, observarlo y contenerlo en su desarrollo desde sus primeros meses. En ese sentido, acompañar respetuosamente significa brindar al pequeño un entorno adecuado para que pueda sentirse seguro y explore el mundo desde sus posibilidades sin precipitar posturas ni movimientos que no hace por sí mismo.

Acompañamiento Temprano


Entendemos por acompañamiento temprano a la acción respetuosa de estar con el niño, observarlo y contenerlo en su desarrollo desde sus primeros meses. En ese sentido, acompañar respetuosamente significa brindar al pequeño un entorno adecuado para que pueda sentirse seguro y explore el mundo desde sus posibilidades sin precipitar posturas ni movimientos que no hace por sí mismo.

Escrito por: Lic. Albina Pipoli y Lic. Elaine Wolfenzon | 14-08-2019

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Entendemos por acompañamiento temprano a la acción respetuosa de estar con el niño, observarlo y contenerlo en su desarrollo desde sus primeros meses.  En ese sentido, acompañar respetuosamente significa brindar al pequeño un entorno adecuado para que pueda sentirse seguro y explore el mundo desde sus posibilidades sin precipitar posturas ni movimientos que no hace por sí mismo.

El acompañamiento se basa en la confianza y en el respeto del adulto hacia el niño, en valorar cada una de sus etapas y sus logros, en dejarlo ser protagonista de sus aprendizajes. En este contexto, la observación y la escucha son herramientas indispensables que brindan información necesaria para entrar en sintonía con el pequeño.

“Acompañamiento respetuoso es (…) permitir ser, respetar ritmos, intereses, emociones, pensamientos, juegos, aprendizajes, descubrimientos… para que [los niños] puedan conectar con ellos mismos. [Acompañar] es confiar en sus capacidades, facilitar su autonomía, dar seguridad emocional y física. Es observar, es amar incondicionalmente. Acompañar (…) nos permite estar para ser y dejar ser.” (1)

Se trata de que el adulto acompañante provea al niño de un entorno con las condiciones propicias para que se desenvuelva libremente, con autonomía y confianza. Este espacio físico debe ser un ambiente seguro y cómodo, en el que pueda moverse por sí mismo para manipular objetos, explorar posturas e interactuar con lo que hay a su alrededor potenciando su interés por descubrir. Así se promoverá que el niño juegue en el espacio y se adueñe de su entorno según su nivel de madurez, sin sentirse exigido frente a actividades para las que aún no está preparado o no se siente motivado.

La presencia del adulto que acompaña al niño es fundamental. Este entiende los procesos de maduración y las etapas del desarrollo por las que está pasando el pequeño. Además, se preocupa por conocer su contexto particular, su entorno familiar, sus tiempos y su historia. Así, se respeta a cada uno según como es, sin la presión por cumplir objetivos en determinados tiempos.

El adulto se convierte en el mediador entre el niño y su entorno. Será él quien le proporcione un espacio (no solo físico) seguro y de contención para que pueda explorar con confianza y seguridad, sabiéndose mirado y cuidado. A partir de este vínculo, el niño empezará su relación con el ambiente y los objetos que lo rodean, y establecerá sus primeros contactos con la realidad. No se trata pues de estimular desde afuera el aprendizaje del niño, sino, más bien, de acompañarlo en sus descubrimientos, ya que el deseo de aprender nace desde adentro.

“Cuando el niño actúa por su propia iniciativa e interés, adquiere capacidades y conocimientos mucho más sólidos que si se intenta inculcarle desde el exterior estos mismos aprendizajes” (Emmi Pikler) (2)

Como sabemos, el niño construye sus aprendizajes y descubre su entorno cuando establece relaciones interpersonales. Por ello, primero necesita crear vínculos con sus cuidadores más cercanos, ser mirado con afecto y sostenido en toda su integridad para, a partir de ahí, poder construirse.

De este modo, los cuidados cotidianos se convertirán en experiencias valiosas a nivel sensorial, motor y afectivo. A través de ellos, el niño podrá recibir un adecuado mensaje de contención y seguridad afectiva que le devuelva una imagen positiva de sí mismo, que le permita experimentar bienestar y reconocimiento por lograr lo que desea.

La sola presencia del adulto significativo, el cargarlo, acariciarlo y hablarle durante las rutinas contribuyen a estructurar su personalidad y promueven una motivación permanente para el niño. Así, los aprendizajes que se produzcan serán especiales y duraderos ya que estarán enmarcados en un espacio cargado de afecto.

En este sentido, la comunicación verbal y gestual del adulto que acompaña al niño es imprescindible. A través de ella, este podrá anticipar al bebé las acciones que va a realizar y que están vinculadas con sus rutinas de cuidado, alimentación y aseo.

Es importante señalar que el acompañamiento respetuoso no plantea “dejar solo al niño” sino que, por el contrario, postula permitirle actuar considerando sus iniciativas, siempre acogiéndolo y estando atentos a sus necesidades. Tampoco propone “dejar al niño hacer lo que quiera”, ya que los pequeños necesitan límites que les brinden información sobre lo que está permitido y lo que no. Eso les da seguridad y les permite explorar con mayor familiaridad su entorno. El adulto renueva con su presencia la confianza del niño, y le devuelve certeza y seguridad para desplegar sus intenciones. Bajo esta mirada, el pequeño logrará ser activo y autónomo.

No es necesario intervenir de forma constante ni brindar estrategias y entrenamiento a los niños, ellos recogerán de su medio las enseñanzas que consideren valiosas, siempre y cuando estemos cerca y disponibles, enriqueciendo las condiciones de su entorno.

El acompañamiento temprano fomenta en los niños una mayor capacidad de autonomía e iniciativa para enfrentar situaciones cotidianas, usando su creatividad. También favorece el desarrollo de su autoestima e independencia, ya que se acostumbran a hacer las cosas por sí mismos, bajo una mirada de amor y respeto. Las interacciones que tenga el niño con sus adultos significativos lo modelarán y acompañarán en el futuro. Esto, a su vez, les permitirá ir formando su personalidad y carácter.

 

Citas textuales

  1. y (2) ANTOÑANZAS Cristina (2017). Acompañamiento respetuoso vs Estimulación Temprana En: https://www.transformandonos.com/acompanamiento-respetuoso-vs-estimulacion-temprana/

Referencias

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