El pensamiento crítico en los niños

Tradicionalmente, la educación estuvo centrada en la adquisición de conocimientos. Tanto los padres como los maestros se esforzaban por lograr que los niños memoricen diferentes temas o contenidos que resultaban relevantes para el aprendizaje.

El pensamiento crítico en los niños


Tradicionalmente, la educación estuvo centrada en la adquisición de conocimientos. Tanto los padres como los maestros se esforzaban por lograr que los niños memoricen diferentes temas o contenidos que resultaban relevantes para el aprendizaje.

Escrito por: Lic. Albina Pipoli (Educadora) y Lic. Elaine Wolfenzon (Psicología Educacional) | 15-10-2019

Tiempo de lectura: 5 mins, 11 segs

“El objetivo principal de la educación es formar hombres capaces de hacer cosas nuevas que no repitan simplemente lo que otras generaciones han hecho: hombres que sean creativos y que tengan inventiva (…). El segundo objetivo de la educación es formar mentes capaces de ejercer la crítica, que puedan comprobar por sí mismas lo que se les presenta y no aceptarlo simplemente sin más”. (Jean Piaget)

Tradicionalmente, la educación estuvo centrada en la adquisición de conocimientos. Tanto los padres como los maestros se esforzaban por lograr que los niños memoricen diferentes temas o contenidos que resultaban relevantes para el aprendizaje. Así, durante mucho tiempo el aprendizaje fue entendido como sinónimo de adquirir gran cantidad de información (Pozo, Mateos & Pérez, 2006).

Sin embargo, esta manera de entender el aprendizaje resulta poco eficaz en medio de las nuevas formas de producción y distribución del conocimiento. Hoy, el conocimiento es accesible para todos y la información se actualiza constantemente de modo progresivo y a gran velocidad.

En este contexto, es comprensible que el paradigma de la educación haya cambiado y que la capacidad de pensamiento crítico sea considerada una de las habilidades más importantes a desarrollar en los individuos. En la actualidad, los chicos se ven impulsados a desarrollar estrategias y habilidades que les permitan procesar la gran cantidad de información a la que están expuestos. Además, las personas necesitan contrastar ideas, analizar diferentes perspectivas, sacar conclusiones, formular preguntas y construir su aprendizaje. De esta manera, serán capaces de tener puntos de vista propios y de plantear soluciones creativas ante las diferentes problemáticas que se les presenten.

Entendemos por pensamiento crítico a la capacidad para reflexionar y cuestionar distintas situaciones y aspectos del mundo que nos rodea. Pensar críticamente implica establecer conexiones lógicas entre ideas, hacer relaciones conceptuales, formular hipótesis, elaborar argumentos para sustentar puntos de vista, hacer preguntas para profundizar y entender mejor las ideas propias y ajenas, así como conocer el entorno y las diferentes situaciones que nos rodean. “Asimismo, es la capacidad para tomar decisiones meditadas y realizar juicios razonados, basados en datos fiables”[1].

Pensar críticamente ayuda a las personas a solucionar problemas de manera más eficiente y autónoma. Por ello, resulta fundamental brindar a los niños la oportunidad de pensar por sí mismos y desenvolverse de manera independiente. La idea central sería estimularlos a pensar de forma acuciosa y diferente, promover que miren los distintos puntos de vista ante una misma situación, fomentar el planteamiento de diversas soluciones para un mismo tema o problema y generar cuestionamientos sobre su entorno. 

Entonces, ¿cómo promover el pensamiento crítico en los niños?

  • Animarlos a hacer preguntas y orientarlos para encontrar las respuestas. Para los niños es interesante explorar y entender cómo funciona el mundo que los rodea. Por ello, es importante promover su curiosidad, y alentarlos a preguntar a otras personas de su confianza para poder obtener información válida y esclarecedora. También es recomendable brindarles distintas estrategias para obtener información. En este sentido, es enriquecedor enseñarles y acompañarlos a consultar fuentes variadas tales como cuentos, internet, revistas, libros, etc. (siempre teniendo en cuenta su edad) para que aprendan a comparar información, complementarla y analizar si es confiable o no.

 

Algunos ejemplos de preguntas interesantes son: ¿Qué información tienes o recuerdas respecto de…? ¿Por qué crees que esto sucede? ¿Qué pasaría si…? ¿Cómo crees que sea posible que...? ¿Qué harías tú en su lugar? ¿Cuáles serían las consecuencias si…? , etc.

 

  • Enseñarles a analizar las causas y consecuencias de las distintas situaciones para que puedan tomar decisiones informadas. Es positivo conversar y analizar con los pequeños sobre las posibles causas o consecuencias de las decisiones que tomen y de las situaciones cotidianas que se les presenten. Esta práctica les enseña a prever y organizarse mejor.
  • Debatir con ellos sobre diferentes tópicos de su interés. Cuando los niños están interesados en algún tema en particular es importante apoyarlos y acompañarlos en esta curiosidad, pues estarán más dispuestos a argumentar y a debatir sobre el tópico en cuestión. En esta línea, es bueno promover siempre el diálogo y el debate respetuoso, donde cada uno da a conocer su opinión.
  • Analizar eventos del día a día, noticias sencillas, alguna película o historia. Muchas situaciones pueden convertirse en una buena oportunidad para generar una conversación, hacer preguntas y debatir sobre distintos aspectos y puntos de vista. Analizar posibles conflictos y acompañarlos en su resolución es también positivo. 
  • Darles oportunidad de elegir y decidir con autonomía. Es necesario acompañarlos en este proceso y dejarlos escoger desde pequeños en situaciones cotidianas (siempre dentro de lo razonable para su edad y con límites claros), así aprenderán a establecer prioridades, asumir errores y responsabilidades.
  • Apoyarlos en sus iniciativas. Los niños aprenden de su propia experiencia. Por ello, es valioso dejarlos tomar decisiones y animarlos a experimentar, a perseguir sus objetivos y a llevar a cabo sus iniciativas. Con la experiencia aprenderán a ser responsables, asumir sus errores, establecer prioridades y a buscar soluciones.

 

Padres y maestros son responsables de enseñar a los niños distintas habilidades para la vida, entre ellas, el pensamiento crítico. Esta habilidad, cuando se desarrolla, ayuda a los niños y a los adultos a seleccionar mejor la información, a filtrar y evaluar lo que escuchan, a tomar mejores decisiones, a comunicarse mejor, a responder preguntas y a solucionar problemas.

 


[1] TOURON JAVIER, 48 preguntas para fomentar el pensamiento crítico. En: http://webdelmaestrocmf.com/portal/48-preguntas-para-fomentar-pensamiento-critico/

 

Referencias:

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